Mala decisiones Parte III


Eran las 3:00 pm del día siguiente, los demás solo se habían levantado a desayunar y se habían vuelto a dormir.

Yo tengo la idea de que, si estás en otro lugar, aunque tengas la cruda de tu vida lo más padre es ir a conocer y tomarte fotos. Por lo que mi reloj interno se programa solo y a las 8:00 am con todo y la cruda del día anterior yo ya tenía el ojo pelón.

Mi nueva amiga (la amiga de mi amiga la que me había invitado) y yo ya estábamos desesperadas así que pedimos un Uber y nos fuimos a turistear.

Cuando salimos de la casa, ahora de día, nos dimos cuenta del entorno en el que nos encontrábamos. No es por exagerar, pero las casas eran todas de ladrillo y cemento, perros por todos lados y uno que otro tejabán.

El Uber se tardó años en recogernos, cuando llegó nos dijo que tuviéramos cuidado y que de preferencia no saliéramos más que para subirnos a la camioneta cuando fuéramos a otro lugar.

La verdad San Miguel es chiquito y no hay mucho que hacer, mi nueva amiga y yo ya habíamos tenido la oportunidad de ir anteriormente. Ya ven que cuando viajas con tus papás y no te encargas de pagar las cuentas le das vuelo a la hilacha y pues ya había hecho todo lo que se podía hacer como turista.

Así que compramos un litro y nos dedicamos a pasear y tomarnos unas cuantas fotos.












Ya en la noche los demás nos alcanzaron y el plan era ir a un bar pero OJO, San Miguel en la independencia es una peregrinación, increíble pero cierto, hay más regios que en Monterrey y todo se llena rapidísimo.

Nadie reservó en ningún lado (mala decisión #10) y todo estaba atascado. Cenamos en un lugar súper rico y aunque mi amiga quería intensear y buscar un bar todos estábamos puteadisimos por lo que decidimos comprar de tomar e irnos a la fondita, que era nuestro hogar.

Al día siguiente nos fuimos a Guanajuato, el plan era ir a turistear y luego regresar a San Miguel e ir de antro, pero como pueden notar en toda esta historia las cosas nunca salen como las planeamos...

La carretera de San Miguel a Guanajuato esta hermosa, todo el camino me fui admirando la naturaleza (un fact nada relevante, pero era algo que quería decir).

Todo marchaba súper bien, todo perfecto ganando como siempre.

Después de perdernos un buen rato y no poder utilizar google maps porque no había señal ¡Por fin llegamos a Guanajuato!

Al parecer el novio de mi amiga es una celebridad o una persona muy popular porque conocía a mil personas que también había ido a celebrar la independencia por esos rumbos. Al llegar a Guanajuato sus amigos nos invitaron a tomar y pues, aceptamos.

Ellos tenían plan en la noche de ir de antro, nosotros teníamos plan de turistear, pero cuando nos dijeron que fuéramos de antro con ellos en la noche aceptamos, claro no sin antes reflexionar como 1 minuto sin pensar en la logística, que no traíamos ropa de antro, no teníamos donde quedarnos etc.

Nos despedimos y nos fuimos a comer, para después ir a una callejoneada, pero nos quedaba tiempo de sobra mientras que esperábamos a que empezara el espectáculo y decidimos comprar de tomar para amenizar el rato.

Estábamos sentados en la calle esperando que empezara la callejoneada cuando un señor homeless se nos acercó (o más bien, se sentó literal casi arriba de mi) y nos pidió una monedita.

¿Por qué es relevante esto en la historia? Se preguntarán, bueno la verdad no sé, pero es algo de lo que todos nos acordamos y nos da muchísima risa, fueron 5 minutos donde no sabíamos si reír o llorar.

El señor con un aspecto de que no se había bañado en 1 año, llegó y nos empezó a pedir dinero, luego de que amablemente le dijimos que no, nos empezó a gritar. Después de esto nos pidió una cerveza, algo que también le negamos y le dijimos que lo único que le podíamos dar era un cigarro para que ya se fuera. El señor no se quería ir, y después de un buen rato (para esto todo este tiempo lo tenía literal a lado mío) nos la rayó y nos dijo “bueno ya me voy, pero los voy a pedorrear” … and so he did.

Además, El señor tenía 6 dedos en la mano. Sé que esto no suena muy gracioso pero jamás olvidaré a ese señor y sus 6 dedos. 

Aquí una representación gráfica: 

 



Después de reírnos un largo tiempo por este pequeño encuentro casual con el señor 6 dedos y otra niña que se nos acercó a contarnos unos chistes larguísimos; ¡estábamos listos para la callejoneada!

Las callejoneadas, mis amigos, consisten básicamente en recorrer algunos puntos emblemáticos de Guanajuato a lado de un chingo de personas, algunas muy altas que no te dejan ver ni madres.

Durante el recorrido van acompañados de una estudiantina, misma que se encarga de amenizar el paseo con canciones típicas de Guanajuato y México, te ponen a bailar, cantar, participar, etc. y durante el camino van narrando leyendas o bromas.

Todo esto para terminar en el tan famoso callejón del beso donde te puedes tomar una romántica foto con tu pareja, pero OJO, hay chingos de gente esperando tomarse la misma foto así que ten en cuenta que: 

          a) Tendrás que esperar un buen rato para tomarte la foto

          b) El callejón es muy pequeño y hay miles de personas intentando pasar así que el panorama de la foto se puede ver afectada por otros turistas.



                                                      Mis amigos románticos 

Yo, una persona bastante soltera, pasé en chinga por el callejón y después de esperar a mis amigos ¡estábamos listos para irnos de antro!

Solo que como siempre la pregunta era: ¿Cómo nos vamos? Y como todos regios que van a la peda; pedimos un uber. El problema es que en Guanajuato sólo existen 20 ubers (dato comprobado) y se tardan una eternidad en llegar por nosotros.

Una eternidad nivel nos fuimos a cenar y seguía sin llegar...

Después de un buen tiempo y unos percances, ¡llegamos al antro!, ahí nos dimos cuenta que la gente estaba súper arreglada (veníamos en tenis, la hermana de mi amiga traía jeans) y había una fila enorme para entrar, luego de un rato por fin entramos y nos reunimos con los demás.

Había sido un día muy largo por lo que yo ya no traía mood de antro, ni el outfit adecuado, Lo único quería era dormir y solamente pensaba en que no teníamos a donde ir ya que nuestro plan era amanecer en el antro.

No tenía nada de ganas de tomar por lo que desde el principio dije amablemente que no quería, cuando estaban juntando el dinero, empecé a reflexionar que sería una noche muy larga y pregunté cuanto teníamos que poner a lo que alguien me dijo que eran $350 pesucos. 

Después de pensar un poco me dije a mi misma: “mi misma, hay buen alcohol y está súper barato, ¿Por qué no? y di mi tarjeta.

Un poco después me trajeron mi tarjeta, cuando me dieron mi ticket vi que me habían cobrado $650 pesos, debe ser un error, pensé. Así que le pregunté a la hermana de mi amiga, la única sobria, que cuánto era lo que teníamos que poner, a lo que ella respondió “$650” y yo todavía de pendeja le volví a preguntar…

-        ¿Son $350?
-     — No, son $650, me contestó

"Well, Fuck it", pensé...

                                    





Comentarios

Entradas populares